Reseña publicada en el nº 122 de la Revista Ábaco
Arena en los ojos. Memoria y silencio de la colonización española de Marruecos y el Sahara Occidental
Laura Casielles
Libros del K.O
Madrid, 2024.///
ISBN 978-84-19119-64-3
408 páginas – PVP 23,90€Reseña por Joaquín Ibáñez Montoya
Como los buenos vinos, las lecturas se degustan mejor tras un tiempo de reposo razonable. Este es el caso. Necesitan asentarse en nuestra mente. Este libro es un buen ejemplo. El texto reseñado no deja, además, de ser un ejercicio complejo como viaje exterior pero también íntimo. Y por eso la autora, aunque joven, sigue los consejos que encabezaban la primera edición de la Guía Baedeker enfrentando los objetivos de su periplo dejándose las preocupaciones en casa, desnuda de compromisos, con poco equipaje y con una austeridad manifiesta de medios.
El reto, entiende, la requiere de toda su atención y quiere intencionalmente ir ligera para no ser molestada en sus reflexiones.
El resultado editado, desde luego, lo agradece. El libro rezuma frescura pese a lo contaminado del encargo. Esto, y el buen hacer literario en su desarrollo, hacen de su lectura un verdadero goce que no nos permite dejarlo hasta su total finalización. Al menos para quien esto escribe.
El texto dispone de un ritmo que no nos permite, al lector, relajarse; como ocurre con las buenas películas, nos sorprende cuando nos “encienden” la luz de la sala.
Siguiendo con el símil cinematográfico, su montaje está muy bien controlado.
Desde luego para los que nos interesan los instrumentos de la Memoria, nos propone desde una innovadora metodología literaria que añade atractivo a su aportación. Aunque el texto no pierda de vista sus objetivos en ningún instante en el marco de su actualización sobre un patrimonio cultural, material e inmaterial, paradójicamente cercano y ajeno. Un interés que estriba precisamente en esta última condición en la que paisajes afectivamente próximos por razones que expone a la par se nos muestran por diversas razones, oscuras algunas, demasiado olvidados.
Paisajes físicos, por supuesto, pero sobre todo humanos.
Deja claro desde sus inicios el valor de la compañía y del diálogo para realizar tal tarea. En un texto muy bien documentado el calor del otro, o de la otra, nunca desaparece. Como el destinatario español, protagonista inevitable.
Desde luego no se trata de una crónica histórica sobre nuestros últimos procesos colonizadores, algunos muy duros por cierto, lo que persigue es un reencuentro, quizá familiar, con esa otra España que siempre ha estado al otro lado del estrecho de Gibraltar, algo necesario en estos tiempos europeístas, a veces, de miradas algo cortas. Laura Casielles nunca renuncia a una suerte de principio democrático en su recorrido. El texto es una declaración militante acotada en el espacio geográfico del subtítulo y en el periodo de tiempo que concreta su introducción. De la mano de ambos nos propone un viaje de norte a sur por la costa africana desvelando con inteligencia y una insobornable dosis de curiosidad las biografías de los personajes que construyeron una historia común con la península para tratar de entender. Que de eso se trata. A la autora no le valen evidentemente los relatos establecidos, las descripciones más o menos exóticas de unos hechos a las que fácilmente se prestarían. La invitación es a aprender de ellos lo que la exige dotarse de las estrategias sutiles que nos va desgranando a lo largo de los distintos capítulos.
Es la historia en suma del espejo sobre el que refleja España en esta parte del estrecho. Una “historia otra” de nuestro país innovadora, incluso divertida, por decir algo, en los momentos del relato de la cínica propaganda franquista, dual de nuevo en cada lado del estrecho, para concitar el apoyo de la población del Protectorado en el golpe de Estado. Nos describe un patrimonio cultural en este periodo estudiado trufado de episodios militares, pero también de importantes proyectos industriales; no hay que olvidar a los fosfatos de Bu Craa, su cinta trasportadora y a Henry Kissinger. Todo suma.
En la feliz llegada, y difícil, a El Aaiun la autora, con nuevo guiño, reivindica un futuro aun por escribir. Sin esta coda final quizá su interpretación no hubiera tenido sentido. La nostalgia no es una cuestión de restauración sino un instrumento para la reflexión. Lo que Laura Casielles nos describe es, pues, un proyecto que tiene algo de cuaderno en blanco y mucho de borrador por revisar.
Todavía con demasiados interrogantes. El libro es una lectura, en definitiva, absolutamente recomendable, una entrañable crónica de viajes por supuesto, pero también un precioso relato de una activista entusiasta. Una reflexión rigurosa que se lee muy bien, entretenida y amena, para entender mejor el Presente de un continente africano muy cercano física y espiritualmente pero también a nosotros mismos.