Elisa Martínez Garrido
Catedrática de Filología Italiana
Universidad Complutense de Madrid

Manuel Reyes Mate Rupérez
Investigador Titular del Instituto de Filosofía del CSIC

José Antonio Zamora Zaragoza
Filósofo, profesor investigador ad-honorem del CSIC

Francisco Javier Fernández Vallina
Área de Estudios Hebreos y Arameos y del Instituto de Ciencias de las Religiones
Universidad Complutense de Madrid.

La revista Ábaco, al llegar a la feliz conmemoración de sus primeros cien números, ha querido celebrar, con un inteligente y simbólico proyecto, tal proeza convocando la necesaria memoria y valoración de las más emblemáticas personalidades que justamente en este mismo año cumplían el centenario de su nacimiento o ausencia. Entre ellas, resultaba tan evidente como emblemático, evocar la figura de uno de los más relevantes escritores del siglo XX, que precisamente había dado origen, con su palabra y testimonio, al “deber de memoria”, que muchos profesores, investigadores, escritores e intelectuales y políticos de diferente condición e ideología establecerían como categoría moral insoslayable. El director de nuestra original revista, ella misma siempre comprometida con ese patrimonio singular de la memoria, se dirigió a quienes por el mismo tiempo tratábamos de honrar la extraordinaria vida y escritura del universal autor italiano con la organización de un Congreso Internacional, que deseaba convocar a los mejores figuras que pudieran resaltar con mayor garantía y credibilidad los hitos más importantes de su admirable contribución a la literatura, el pensamiento y algunos de los desafíos políticos y sociales sobre los que su obra y vida resultan modélicos. Convinimos, así, que seguramente la mejor glosa que podríamos hacer de su figura consistía en la propia reseña del Congreso, que tuvo lugar en la Universidad Complutense los días 23 a 28 de este Octubre y que unió a diversas relevantes instituciones en su organización, encabezadas por la propia universidad madrileña, a través principalmente de los pertinentes Departamentos de la Facultad de Filología,  el CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas de España), por medio de su Instituto de Filosofía, con la inestimable colaboración del Instituto Italiano de Cultura, el Centro Sefarad-Israel y el Centro Internacional Primo Levi de Turín.

Lo definía con claridad y precisión el objetivo general del Congreso al expresar explícitamente en su convocatoria que: “Si ahora no, ¿cuándo?” El título de la novela de Primo Levi parece especialmente indicado para señalar la encrucijada histórica entre la celebración del centenario del nacimiento de Primo Levi y el nuevo panorama político europeo y mundial marcado por la emergencia de movimientos y partidos de corte autoritario. ¿Cuándo, si no ahora, reivindicar la actualidad del escritor y hacer frente a las amenazas hoy tan visibles. Recordar a Primo Levi, recordar su producción literaria, su compromiso con el humanismo y la razón, su empeño educativo, su testimonio sobre los abismos de dolor e injusticia de los campos de internamiento y exterminio es, por tanto, un ejercicio de responsabilidad con el futuro de lo humano en una civilización en crisis.

Este Congreso Internacional en Centenario de su Nacimiento pretende ser un punto de encuentro interdisciplinar para la reflexión, el debate y la difusión en torno al legado vital e intelectual de quien ha sido un referente moral y político del siglo XX, al testigo de la catástrofe de Auschwitz? ¿Cuándo, si no ahora, que el fantasma del fascismo, el nacional-populismo y el autoritarismo recorre Europa? Quizás, más que nunca, la memoria es no solo un deber frente al pasado y las víctimas, sino además una cuestión vital para nuestro futuro. “El fascismo ha demostrado tener raíces profundas, cambia de nombre, de estilo y de métodos, pero no ha muerto, y sobre todo subsiste honda la ruina material y moral a la que ha conducido al pueblo.” – Así se expresaba Primo Levi en una carta de 1945 inédita hasta el pasado febrero. ¡Quién puede negar hoy la actualidad de estas palabras! Levi fue el incansable testigo de la catástrofe que asoló Europa, el testigo que se atrevió a lanzar preguntas radicales –Si esto es un hombre– a la vista de los efectos de esa catástrofe, preguntas para las que puede que no haya respuesta, pero sin las que la humanidad corre el riesgo de perderse definitivamente a sí misma.

También aquellas preguntas que nacen de lo impensable, pero acontecido realmente, aquellas preguntas que cuestionan nuestra existencia personal y nuestra convivencia social, son más necesarias que nunca para mismo tiempo que se reivindica su actualidad para el siglo XXI. No fue por todo ello baladí su título formal: Congreso Internacional Primo Levi (1919-2019): Memoria y escritura.

Con tal voluntad llegaron profesores e investigadores, maestros ya consagrados y conocidos, pero también especialistas ya reconocidos de diversas edades, junto a un nutrido grupo de jóvenes científicos, que mezclaban su contagioso entusiasmo junto a una admirable madurez en sus novedosas intervenciones, lo que concitó una profunda alegría y satisfacción en la Academia, que veía cómo se garantizaba un futuro prometedor para los necesarios relevos generacionales.

Aunque conocedores de la obra de Levi, cada uno con sus reflexiones mayor o menormente especializadas, todos enfatizaban la significación de la vida de nuestro escritor. En ella se reflejaba, seguramente de forma paradigmática, ese llamado “siglo corto”, que algunos historiadores vieron en ese tiempo del siglo XX, sin duda el más convulso de cuantos la humanidad  ha recorrido y a un tiempo el de mayor y más acelerado progreso científico y tecnológico que abriría esa aldea global que nos caracteriza aún. Primo Levi nacía en 1919, cuando la Gran Guerra acababa de concluir, mientras veía nacer la revolución rusa y se ausentó, seguramente por voluntad propia en 1987, tocando casi la caída del muro que cambiaba las reglas de juego que hasta entonces habían regido las viejas relaciones internacionales y los modos de vida de los dos grandes conjuntos mundiales. Nuestro turinés recorrió ese gran intervalo de tiempo expresando sus hitos en su biografía y testimonio: el joven químico se enfrentaba en septiembre de 1943 al fascismo de Mussolini con unos colegas más voluntaristas que eficaces estrategas y antes de que el año finalizara fue detenido por la milicia y entregado a la Gestapo ante quien seguramente atisbó su primer, y gran, gesto de confesión judía que le conducía finalmente a Auschwitz, donde trabajará el propio tiempo que le quedaba aquel campo de extermino, en el que su profesión de químico   y una gran dosis de suerte, que acompañaría siempre su reflexión le otorgaron la condición de “salvados”, de los muy pocos de su grupo italiano de 650 personas. La química y la memoria de lo impensable acompañarán las decenas que le llevarían a una escritura que llegaría a ocupar el centro de su pasión testimonial y literaria desde la que hoy podemos acercarnos al conjunto del siglo XX. En el Congreso esa centralidad vital se hizo presente y poderosa y, desde la deuda a sus importantes biógrafos, ante todo la indispensable de Myrian Anissimov, pero también las más cercanas de Carole Angier y Ian Thomson, también pudimos escuchar directamente la palabra certera para el matiz importante del maestro Domenico Scarpia o la palabra del propio Levi en sus entrevistas, tan expresivas en las ineludibles que otorga, cercano ya a su muerte, a Giovanni Tesi, junto a las que desde diversas perspectivas, algunas verdaderamente originales, se otorgaron al encuentro del escritor de Turón con el gran escritor Philip Roth, que nos abandonaba hace pocos meses.

El Congreso se iniciaba el 5 de octubre de este  2019 con unas relevantes palabras de Presentación de la directora del mismo, la italianista profesora de la Universidad Complutense, Elisa Martínez Garrido. He aquí su resumen, síntesis de la obra del italiano universal y punto de partida clarividente para proseguir su exigente análisis: Primo Levi, con su primer libro de memoria sobre la Shoah, Si esto es un hombre (1947), abre un paradigma ético y político de denuncia contra la voluntad de destrucción del régimen nazi, en relación al pueblo judío. Pero su compromiso humano y moral alcanza la defensa de cualquier tipo de víctima, independientemente de la etnia, de la “raza”, de la condición religiosa, genérica o de pertenencia nacional o ideológica. Levi ya desde su primera obra de la llamada trilogía sobre Auschwitz, compuesta además de por Si esto es un hombre por La tregua (1963) y por Los sumergidos y los salvados (1986), donde se acuña el famosísimo término “zona gris”, reflexiona, desde su propia experiencia doliente, acerca del uso y del abuso destructor del Poder, acerca de la aniquilación y de la violencia contra las víctimas, alertando al lector sobre el riesgo de cualquier forma de totalitarismo. Podemos decir, pues, que Si esto es un hombre es una autobiografía política que, atravesando la alta tradición literaria italiana, entre la que sobresale la experiencia lingüística y literaria de Dante, se configura en el mejor testimonio memorial contra el Holocausto. Es un libro, como dice Claudio Magris, con el que tendremos que enfrentarnos el día del juicio final. Si esto es un hombre puede ser considerado por eso mismo una reflexión personal, pero al mismo tiempo universal, sobre la anulación de la humanidad dentro de todos los campos totalitarios de concentración, de reclutamiento y de exterminio. Pero, a pesar de la tragedia personal experimentada por Primo Levi en el Láguer, gracias a la amistad, a la bondad y a la piedad de algunos hombres buenos, gracias a la inteligencia analítica del científico y a sus conocimientos de química, los que le conducen, tras el examen, a los laboratorios de la Buna, gracias también a su voluntad de comunicarse y de comunicar la excelencia de la condición humana, vertebrada a través del lenguaje y del imaginario literario, el autor logró alzar la voz y encontrar la palabra apropiada contra la devastación. Levi hace así de su primera obra un testimonio memorial, una reflexión científica y filosófica sobre el Mal y un poema a favor de las esencias salvadoras de lo humano. El autor turinés sabe unir ya desde sus exordios como escritor de la memoria, como persona realmente comprometida con su tiempo, su tarea de hombre libre, auténtico y honrado, con su profunda ansia de conocimiento y con su amor por la lengua y la literatura. En este ensamblaje de sus tres oficios, el autor turinés se muestra, por tanto, como un gran humanista. Estamos ante un hombre que se interroga sobre la actuación irracional y malvada de sus congéneres y acerca de la voluntad del Poder racionalmente perverso de los sistemas totalitarios, ante un químico que desea desentrañar los misterios últimos de la v/Vida y de la m/Materia y contemporáneamente ante un gran escritor que, dada su condición de científico, indaga en las posibilidades espirituales encerradas en los secretos de la materia lingüística. Su prosa no es, por consiguiente, solo una prosa sencilla, sobria y fría, si no que junto a estos elementos estilísticos que nacen de su forma mentis analítica, y dejan indiscutiblemente una impronta clara en su escritura, la lengua de Levi responde también a la pasión y a la sensibilidad de un hombre que padeció la humillación y el extremo sufrimiento y que logró llevar a cabo con éxito un complejo y traumático aprendizaje del dolor; el que le hizo más fuerte y más humano, pero que le marcó para toda la vida, hasta sus últimos momentos. Del conocimento directo del Mal y del dolor devastador, la prosa leviana, siguiendo no solo a Dante, sino a modelos de excelencia como Shakespeare, Manzoni o a los textos sagrados de su tradición rabínica, se hace en muchas ocasiones sapiencial, ensayística y poética; una prosa, melódicamente cadenciada, como un bajo continuo, trabada por cláusulas melódicamente largas, las que junto a las más variadas figuras retóricas de  la repetitio, proyectan el plano del paradigma sobre el plano del sintagma, en clara alusión a la función poética. Es decir, estamos ante una prosa sencilla, pero sumamente elaborada y elegante, un claro ejemplo de clasicismo novecentesco. La belleza sonora y musical de su prosa se esconde pues en muchos de los textos levianos tras la urgencia emotiva, ética y política del testimonio y de la denuncia. Piénsese por ejemplo en el más leviano de todos sus libros: El sistema periodico (1975), donde la reticencia y la voluntad de dejar sobreentendido lo más truculento y macabro de su tiempo se conjuga con el canto a las posibilidades materiales de su actividad del químico, con la parresia y el compromiso ético de la búsqueda de la verdad, aunadas al tono autobiográfico y lírico de algunos de sus pasajes más claramente intimistas.

Pero la altura literaria de la escritura de Primo Levi le lleva a atravesar distintos géneros literarios y a manejar los distintos registros del dia sistema del italiano. Por eso sus cuentos de ciencia ficción y sus relatos fantásticos, claras parábolas y alegorías morales contra la ausencia de límites y contra el orgullo desmedido de una tecnocracia devastadora, indagan desde la parodia, mediante la comicidad satírica de unos diálogos directos, muy cercanos al hablado, en la tragedia de unos personajes alienados, perturbados y ausentes con respecto a una conducta humana, respetuosa con la vida y con la naturaleza; ellos viven en una sociedad de laboratorio. De ahí la tensión ética, antitecnocrática y hasta cierto punto ecológica de muchas de sus narraciones, Storie naturali (1966), Vizio di forma (1971), Lilit y otros cuentos (1971) son un buen ejemplo de ello. En su voluntad de indagar en los momentos felices y lúcidos del hombre y en las potencialidades expresivas del piamontés conversacional, escribe su novedosa Llave inglesa (1978), un canto a la ética del trabajo y a la aventura humana del hacer y del conocer; un diálogo humorístico, humano y entrañable entre Faussone (el montador piamontés de grúas) y Levi, un químico en la URSS que trata de descifrar los errores de los varnices italianos importados desde Turín. El italiano regional de esta novela nos habla del respeto y del amor del autor por la actividad creadora de los seres humanos, manual e intelectual, y por todas las variedades expresivas de la materia lingüística y significante.

Con Si no es ahora, cuando (1982) el viaje épico del grupo de partisanos, prófugos del ejército rojo, en tránsito hacia Italia para alcanzar la Tierra Prometida, impone a su última novela un tono sublime, antiguo y cadenciado, que se mueve entre la picaresca y el heroísmo popular. Aquí Levi cierra su obra con un esperanzado canto alegórico a la vida, el nacimiento de un niño, hijo de dos partisanos judíos en Milán, pero también con la alarma apocalíptica ante la inminente destrucción: el lanzamiento de la bomba atómica en Hirosima. Esta duplicidad de perspectiva, junto con el hibridismo de su literatura, nos habla de la conciencia moderna de un gran escritor, Primo Levi. Además, él también escribió poesía, A hora incierta. Su poemario de 1984 se muestra como una obra poética anómala dentro del panorama de la poesía italiana del XX, lejana de los herméticos, que busca como en el resto de la escritura leviana, la comunicación con el lector, al que quiere transmitir su compromiso humano y social. Se trata pues de una poesía, en apariencia, muy cercana a la prosa; una poesía que sigue la línea dantiana de la realidad en el ahondamiento más profundo, espiritual y estético de lo humano, de la que no está ausente la tensión irónica y distanciada de un sujeto críticamente apasionado tras su reflexividad doliente y analítica.

La primera sesión solemne, ante un público expectante por el magisterio de los dos filósofos que iban   a protagonizarlo, se iba a centrar en La actualidad del pensamiento de Primo Levi: memoria y testimonio. Comenzaría con las reflexiones del profesor de investigación del CSIC, director de su Instituto de Filosofía, José Antonio Zamora, que el mismo resume así: “Hablar de la actualidad de Primo Levi es hablar de una evidencia. El contexto político, social y cultural que vive no solo Europa, sino buena parte del mundo, nos confronta de nuevo con el fantasma del fascismo, del nacionalismo autoritario y del populismo de extrema derecha. Hoy tiene más vigencia que nunca su testimonio. Pero al mismo tiempo la evolución de los acontecimientos también nos confronta dolorosamente con la aparente inutilidad o la pérdida de significación de ese testimonio. Si testigos como Primo Levi hubiesen sido verdaderamente escuchados en Europa, ¿sería pensable un resurgir de las amenazas a las que él se enfrentó tan decididamente? Más allá de declaraciones grandilocuentes, ¿qué hemos aprendido de sus advertencias?

¿De qué ha servido su memoria? ¿Cómo se ha visto afectada por los testimonios de la catástrofe nuestra manera de organizar la vida social, de entender la política, la ética o la estética? Estas preguntan no pueden silenciarse cuando nos preguntamos por la actualidad de Primo Levi.

En este sentido conviene tratar con prudencia ciertas exaltaciones de Primo Levi que resaltan su merecida fama y su reconocimiento como autor literario, sobre todo a partir de la segunda edición de Si esto es un hombre en la misma editorial que había rechazado publicar la primera. No cabe duda que las formas de exaltación propias de la industria cultural o académica casan mal con la figura humana y literaria de Primo Levi. Él fue un implacable desmitologizador de sí mismo como testigo de la catástrofe. Su vida quedó marcada, como la de muchos otros que sobrevivieron a los campos, por una extraña culpa frente a los que él consideraba los verdaderos testigos, aquellos que después de ver el rostro de la Gorgona no regresaron o quedaron mudos. Levi no  se lo puso fácil a sí mismo. Fue un escritor contra su voluntad y un lúcido denunciador de la indiferencia frente al testigo. Esto nos invita a sospechar de nuestra disposición y capacidad para acoger el testimonio de un testigo como él. Denunciar la indiferencia y la apatía debe aliarse con el rechazo de una empatía ingenua o una exaltación de su figura sin conciencia de los costes de la recepción de su pensamiento.

Nadie como él ha conseguido aproximarnos la realidad de la vida concentracionaria. Pero también mostrarnos la opacidad del núcleo duro del exterminio, de la aniquilación rápida y administrativa de millones de seres humanos. Sus narraciones rodean el núcleo quizás incomunicable de la “experiencia  interior” de la catástrofe, son lugares de un recuerdo dislocado, traspuesto, desplazado. Ellas nos han ayudado a entender las prácticas deshumanizadoras de los campos de concentración –la destrucción de la humanidad en los hombres– desde su vínculo con el exterminio administrativo –la destrucción de los hombres mismos reducidos a ejemplares. Ambos momentos se explican mutuamente y, en su relación, nos evidencian el telos al que apuntan el racismo, el antisemitismo, el odio  al diferente y el fanatismo nacionalista. Primo Levi, su literatura y su testimonio, siguen interpelando hoy”.

La segunda conferencia, bajo la misma reflexión, estaba a cargo de quien hoy es con seguridad el pensador sobre la Shoá con mayor auctoritas entre los especialistas de ese campo, igualmente profesor de investigación, emérito, del CSIC, primer director de propio Instituto de Filosofía y creador del grupo pionero y de mayor prestigio de investigación sobre la memoria del Holocausto. Bajo el título específico, Levi, un testigo incómodo, con el que quiso encabezar su vibrante alocución, la resume aquí del modo siguiente: “Testigos del holocausto hay muchos, pero ninguno como Primo Levi en precisión y profundidad, de ahí su insuperable credibilidad. Huía de todo exceso retórico, porque entendía que el papel del testigo es suministrar información al interlocutor teniendo en cuenta sus capacidades de comprensión.

Se abstenía de juzgar porque él era testigo, no juez y “los jueces sois vosotros”, decía a sus lectores u oyentes. No se sentía con capacidad de juzgar porque no sabía qué hubiera hecho él, si hubiera estado en las circunstancias de los verdugos y también porque si todos hubiéramos obrado bien, no habríamos dado lugar a la barbarie de los demás.

Moderado en las formas, pero exigente en los contenidos. Para empezar, nada de épica en relación a las víctimas. Los supervivientes no eran ni santos ni héroes: “nos salvamos los peores”, decía. La heroicidad  o la dignidad sólo son posibles de mantener “si  no   se rebasa un grado determinado de tortura”. Y en los campos ese umbral fue sistemática superado. Por eso, prosigue, en Auschwitz murió un tipo de moral, que es el nuestro, y nació otro. Murió la ética de la buena conciencia, según la cual ser bueno consistiría en seguir los dictados de la conciencia. Buena conciencia tenían los nazis y eran seres perversos. Levi tuvo el arrojo de proclamar la muerte de esa moral burguesa y anunciar el nacimiento de otra nueva que es la que queda indicada en el título de su gran obra testimonial Si esto es un hombre. Ser bueno consistirá en hacerse cargo de ese otro que se nos presenta con un rostro desfigurado y deshumanizado por las lacras de la miseria. No nacemos seres humanos ni dotados de una dignidad inalienable. La humanidad y la dignidad se conquistan, más bien, respondiendo a la pregunta del otro. Casi nadie le hizo caso. Aquí seguimos hablando de Kant como si nada hubiera ocurrido.

Le espantaba la frivolidad con la que manoseamos las piezas con las que se construye un campo: “basta, decía, considerar al diferente como un enemigo. Y, claro, con el enemigo hay que acabar”. Era la fórmula de la fábrica de muerte que nosotros seguimos aplicando”.

Quien glosa sucintamente esta crónica puede dar fe de la emoción y conmoción que suscitaron las reflexiones que se reseñan. Se abría así una reflexión de varios días que iba a ir más allá de la habitual investigación neutral: apelábamos directamente a la preocupación sobre la humanidad, que fuimos desbrozando en el ejemplar magisterio de Primo Levi, pero percibimos a un tiempo que nos seguía interpelando de un modo radical e innovador.

Durante el congreso leviano de Madrid, su obra y su escritura fue afrontada desde diversas perspectivas, filosóficas y filológicas. Desde la misma óptica filósofica y éticopolítica de los primeros filósofos, José Antonio Fernández López de la Universidad de Murcia, Roberto Navarrete de la UCM y David Galcerá de Barcelona presentaron comunicaciones dedicadas a la experiencia del tiempo en el Láguer, al trabajo, a la creatividad y la amistad como refugio contra la deshumanización. Partiendo de una reflexión a caballo entre la filosofía y la filología, el testimonio y la escritura, hay que destacar las aportaciones de Ian Thomson de la Universidad de Norwich, de Carmen Blanco, de la Universidad de Córdoba, y de Arno Gimber de la Complutense de Madrid, centradas en la importancia de la escritura como catarsis salvadora, en la génesis textual de Si esto es un hombre y en la recepción del testo leviano del 47 en las dos Alemanias. La sesión del día 23 de octubre se cerró con un diálogo entre Mercedes Monmany y Aurora Conde, sobre la escritura de Levi entre la ética, la ciencia y la literatura.

Los días 24 y 25 se dedicaron a la revisión de la producción literaria de Primo Levi, a la recepción y a la correspondencia de su obra en otras literaturas occidentales. Entre las distintas, interesantes y variadas perspectivas de estudio de estas dos jornadas, cabe destacar la aportación de Domenico Scarpa, responsable de investigación del Centro Internazionale Primo Levi di Torino, dedicada a la difusión de la ingente y novedosa tarea de divulgación e investigación que ese Centro dedica a la obra del autor piamontés. Se deben resaltar también las intervenciones de Cristina Terrile de la Universidad de Tour, versada sobre la relación entre Kafka y Levi, y la magistral aportación de Giuseppe Stellardi de la Universidad de Oxford, centrada en las visiones literarias de Si esto es un hombre. Silvia Zangrandi de la IULM, trabajó en los distintos tipos  de narrativa neofantática de Levi, y a la medida breve del hecho narrativo, muy cercana a la de Julio Cortázar, dedicó Linda Garosi, de la Universidad de Córdoba, su comunicación. Fany Rubio y Esther Sánchez-Pardo (UCM), desde una óptica comparatista, hicieron dialogar a Levi con Semprún y con Reznikoff. Interesante y novedosa fueron las aportaciones de Barbara Sturmar y Marco Pioli, dedicadas a la recepción leviana en la enseñanza secundaria italiana y en la enseñanza de  la literatura italiana a extranjeros, y para completar la visión plurigenérica y plurilingüística de la escritura del escritor turinés se analizó su faceta textual como dramaturgo (Marina Sanfilippo UNED), sus adaptaciones y representaciones cinematográficas (Luis Deltell y Elios Mendieta UCM), así como las novedosa formulación lingüística y estilística de su poemario: Ad ora incerta, llevada a cabo por Leonardo Vilei de la UCM. La última jornada de estudio, rica y variadísima, abordó la obra literaria y testimonial de Levi desde la perspectiva del arte escultórico (Manuela Rodríguez de Partearroyo UCM), también la mirada valiente y novedosa sobre la parodoja espiritual y religiosa de la experiencia del Lager desde la escritura de Levi(Rafael Ruiz Andrés de la UCM) y además ene la salvación humana, a través de la palabra, en los relatos autobiográficos de las víctimas de los atentados terroristas, en relación a las confesiones levianas y a las víctimas de la Shoah, reflexión desarrollada por Sonia Sánchez, también de la UCM. Juan Varela Portas, Cristina Coriasso y Valentina Zucchi, profesores del área de italiano del Departamento de Estudios Románicos, Franceses, Italianos y Traducción de la Facultad de Filología de la UCM, dedicaron sus respectivos trabajos a La tragua, a la relación entre Leopardi y Levi y al análisis de uno de los cuentos de ciencia ficción más famosos de Primo Levi: La bella durmiente en el frigorífico, corrrespondiente a Storie Naturali.

También se trató de ver la recepción de la vida y escritura de Levi en la creación teatral, otorgando un tiempo para la lectura dramatizada de la selección leviana llevada a cabo para el Congreso por el reconocido autor y gran escritor sobre la Shoá Juan Mayorga, que corrió a cargo de Victor Heras del ITEM, así como a la presentación del proyecto escénico Si esto es un hombre, cuyo estreno tendrá lugar el 24 de enero de 2020 en Vigo, a cargo de la compañía Cámara Negra de Teatro, con Juan José Villanueva y Carlos Álvarez Ossorio.

El Congreso gozó de un buen clima de participación, de diálogo vibrante, dialéctico y de un fructífero intercambio de opiniones  y de  experiencias  humanas e intelectuales, centradas en torno a la escritura y al pensamiento de Primo Levi, que a todos parecía viva  y necesario a los cien años de su nacimiento. Se clausuró con la voluntad de dar a conocer y valorar a las comunidades de estudiosos y estudiantes universitarios y entre los distintos sectores culturales de nuestro país la importancia intelectual y la actualidad del humanismo de este admirable hombre y de escritor imprescindible de nuestro tiempo. Que Ábaco haya querido honrar a todas las personas que hicieron posible el congreso con esta publicación es un motivo de honor y gratitud que deseamos manifestar a su director, colaboradores y lectores.

El resto de artículos están disponibles en el número 100 de la revista Ábaco.