Extracto del artículo publicado en el nº 115 de la Revista Ábaco
Federico Dalmaud
Creativo Audiovisual y Consultor en Comunicación
Desde que inicié mi trayectoria en la exploración de temas sensibles como la creatividad, el fracaso, los logros y el desafío al statu quo en la industria del entretenimiento, he tenido la firme convicción de que compartir nuestras experiencias y reflexiones puede generar un impacto positivo en la vida de quienes nos rodean.
A través de «Ideas Circulares», propuesta realizada a través de la red social Linkedin, he buscado fomentar el diálogo y la reflexión en torno a estos temas, y he sido testigo de cómo han resonado con una comunidad cada vez más amplia de profesionales y apasionados de la superación personal.
Mi objetivo con este artículo es explorar el concepto de la adversidad como una poderosa fuente de crecimiento personal y profesional. A través de diferentes temáticas que han sido seleccionadas cuidadosamente pretendo brindarles perspectivas frescas y valiosas que les ayuden a enfrentar los desafíos cotidianos y a encontrar nuevas formas de aprender y crecer a partir de mis propios errores (también hay algunos aciertos).
A través de estas siete lecciones espero enriquecer vuestras experiencias y que les inspire a reflexionar sobre sus propias vivencias, enfrentamientos y logros.
¿Soy un impostor?
Actualmente me encuentro en una fase de introspección y determinación, pues estoy atravesando un momento crucial de mi vida. A mis 39 años, me sitúo en ese punto de inflexión que muchos denominan la pre-crisis de los 40, un momento en el que los hombres nos sumergimos en un profundo pozo reflexivo. Es en este momento que necesitamos buscar refugio en una caverna, pero no física, sino en nuestra propia mente, para evaluar lo hecho y proyectar lo que está por venir.
Permítanme compartirles una parte fundamental de mi travesía personal. Hace un tiempo, decidí lanzarme a explorar los terrenos inexplorados de la escritura a través de «Ideas Circulares». Este concepto nació gracias al apoyo incondicional de mi psicóloga, quien me animó a romper ciertas barreras que estaban impidiendo mi crecimiento y desarrollo.
En nuestras sesiones, ella me reveló un fenómeno que afecta a un alto porcentaje de los profesionales, tanto en España como en el resto del mundo: el «Síndrome del Impostor».
El «Síndrome del Impostor» es, en líneas generales, la creencia de que todos nuestros éxitos y cosas positivas en la vida son simplemente el resultado de la casualidad, y no reflejan nuestras habilidades y nuestra actitud. Es como si nos sintiéramos impostores en nuestros propios logros, siempre esperando ser descubiertos como si no fuéramos merecedores de nuestras propias victorias.
Esta revelación impactó mi vida de manera profunda, me hizo revisar mi propio camino y los desafíos que había enfrentado hasta ahora. Me di cuenta de que había superado obstáculos y triunfado en situaciones aparentemente imposibles. Pero también reconocí que muchas veces caí en la trampa de minimizar mis logros y atribuirlos a la suerte o a la casualidad.
En este proceso de autoevaluación y aprendizaje, comprendí la importancia de la adversidad como una fuente poderosa de crecimiento y fortaleza. Cada experiencia, ya sea una traición inesperada, el desafío de decir «no», o la falta de un plan B, había sido una lección valiosa que me había permitido forjar una mentalidad resiliente y adaptativa.
Lección 1. Proteger la creatividad en un mundo de desconfianza: reflexiones desde mi experiencia
El deseo de compartir nuestras ideas innovadoras se enfrenta al temor de que sean usurpadas o robadas. Esta problemática universal nos lleva a cuestionarnos a quién podemos confiar nuestras invenciones y cómo podemos asegurarnos de que tengan el impacto deseado sin comprometer nuestra propiedad intelectual.
A lo largo de mi carrera como creativo de la comunicación, he experimentado dudas en relación al origen de las ideas y la importancia de su protección. Me he encontrado con personas que las menosprecian, argumentando que sin desarrollo no tienen valor alguno. Sin embargo, sabemos que el desarrollo solo es posible gracias a la existencia de ideas innovadoras.
Hace un tiempo, un amigo cercano se enfrentó a la desalentadora pero honesta respuesta de otro colega que rechazó escuchar su idea por temor a robársela. ¿Suena raro, no? Esta práctica es muy común en el mundo de la creatividad. La anécdota ejemplifica el dilema común al que nos enfrentamos al compartir creaciones.
Veamos algunas sugerencias sobre cómo proteger las ideas en un mundo donde la confianza es escasa pero necesaria:
- Antes de compartir tu idea con alguien hay que tomarse el tiempo para evaluar a quién se la estás confiando. Buscá a personas cercanas, colegas de trayectoria probada o mentores que valoren tu creatividad y tengan un historial de respeto a la propiedad intelectual.
- En situaciones donde sientas que necesitás una mayor protección, considera pedir a tu interlocutor que firme un Acuerdo de Confidencialidad (NDA, por sus siglas en inglés). Un NDA formaliza la relación y proporciona una base legal para proteger tu idea. Al presentarlo, podés enfocarlo en términos de colaboración y protección mutua, para que no suene grosero o desconfiado.
- Si tu idea tiene potencial comercial y querés asegurarte de mantener los derechos sobre ella, es fundamental registrar tu propiedad intelectual. Consultá a un abogado especializado en propiedad intelectual para conocer las opciones legales disponibles en tu país y proteger adecuadamente tu creación.
- Si decides presentar tu idea a una empresa por tu propia voluntad, es esencial que investigues y elijas cuidadosamente a qué empresa te acercás. Investiga su historial de respeto por la propiedad intelectual y buscá referencias de otros profesionales que hayan colaborado con ellos. Asegura establecer un diálogo claro y honesto sobre la protección de tu idea antes de compartirla.
- Crea un registro documental: Antes de compartir tus intereses con alguien, es recomendable que documentes el proceso creativo, las etapas de desarrollo y cualquier otro elemento que respalde tu autoría. Mantén registros fechados, como borradores, esquemas, investigaciones y cualquier otro material relevante. Estos documentos pueden ser fundamentales en caso de disputas futuras sobre la autoría o la originalidad de la idea.
Lección 2. El miedo a perder el estatus está matando la creatividad
En la industria cultural y en los medios de comunicación, el apoltronamiento puede ser uno de los mayores obstáculos para la creatividad y la innovación. En muchas empresas, especialmente las grandes, hay una tendencia a seguir lo establecido y a no arriesgarse a nuevas formas de hacer las cosas. Esto se debe, en parte, al miedo a perder el estatus y a las consecuencias que esto puede tener en la carrera profesional.
El problema con esta actitud es que puede empobrecer la cultura y reducir la calidad de los contenidos que se producen. Cuando los profesionales se conforman con lo que ya se ha hecho, en lugar de buscar nuevas formas de expresión y de conectar con el público, los resultados pueden ser mediocres y repetitivos.
Es cierto que los profesionales en roles decisivos deben cuidar lo que tienen y ser cautelosos en sus decisiones, pero esto no significa que deban dejar de innovar y cuestionar lo establecido. De hecho, el equilibrio está en encontrar una forma de tomar riesgos calculados y explorar nuevas ideas sin poner en peligro el éxito de la empresa.
Es importante recordar que la gerencia o dirección no puede ser efectiva sin tomar riesgos. La creatividad y la innovación son elementos clave para mantener la relevancia y la competitividad en la industria cultural y en los medios de comunicación. Esto significa estar dispuestos a experimentar y a fracasar en algunos casos, pero siempre aprendiendo de los errores para mejorar y avanzar.
Es importante hacer una crítica constructiva a la realidad de la industria cultural y los grandes medios de comunicación y plataformas. A menudo, en estas empresas se privilegia la consolidación del poder y el éxito financiero por encima de la calidad y la innovación en la producción de contenidos.
Es entendible que las personas que han llegado a cierto nivel en la industria quieran cuidar su posición y estatus, pero eso no debe ser una excusa para caer en el apoltronamiento y la mediocridad.
La cultura, en todas sus formas, requiere de la innovación y la experimentación para mantenerse viva y relevante. Los medios de comunicación y plataformas deben tener una apertura a tomar riesgos y apostar por proyectos que no necesariamente sean los más rentables pero sí los más valiosos en términos culturales y educativos.
Vivir con miedo a que te quiten la silla no solo limita la capacidad de tomar riesgos y experimentar, sino que también es una ilusión peligrosa. En la actualidad, nadie tiene asegurado su lugar en el mundo laboral, y el apoltronamiento solo lleva a la mediocridad y la obsolescencia. Es importante recordar que el éxito no se mide por el tiempo que se pasa sentado en una silla, sino por la capacidad de adaptarse y evolucionar constantemente.
Lección 3. Los sesgos son el mayor impedimento para crecer
La industria del entretenimiento es un campo dinámico y altamente competitivo en el que las ideas y los proyectos deben destacar por su originalidad y calidad. Sin embargo, muchas veces las decisiones que determinan el éxito o el fracaso de una propuesta no se basan en un análisis riguroso y objetivo, sino en sesgos infundados que limitan la innovación y el riesgo.
Estos se conocen como sesgo de creatividad y aversión al riesgo y sesgo de poder, y son fenómenos psicológicos que afectan la percepción y evaluación de nuevas ideas.
El sesgo de familiaridad se refiere a la tendencia a preferir ideas o conceptos similares a experiencias exitosas anteriores. Este sesgo en particular puede hacer que las ideas nuevas y originales se perciban como vagas o arriesgadas.
En el caso del sesgo de familiaridad implica que se establecen relaciones asociativas entre los elementos conocidos y se tiende a seguir patrones ya establecidos, evitando explorar nuevas combinaciones sintagmáticas o conceptos disruptivos.
Los inversionistas o ejecutivos pueden argumentar que una idea no funcionará porque no ha sido probada o no parece haber funcionado en el pasado.
Por otro lado, el sesgo de poder ocurre cuando las opiniones y decisiones de aquellos que se encuentran en una posición superior en la escala jerárquica son aceptadas sin escrutinio. En la industria del entretenimiento, este sesgo puede surgir en la creencia de que solo un nombre o una celebridad pueden garantizar el éxito de un proyecto.
La industria del entretenimiento necesita un nuevo despertar creativo. Rompamos los sesgos y abracemos el riesgo. Solo así podremos descubrir nuevos horizontes y dar vida a ideas revolucionarias que cambiarán la forma en que disfrutamos del entretenimiento. No te conformes con lo conocido, sé valiente y desafiá los límites.
Un ejemplo icónico de sesgo y altamente ilustrativo es el caso de George Lucas y su película «Star Wars» (me pongo de pie). En la década del 70, George Lucas, introdujo el guión de «Star Wars» en varios estudios de Hollywood. Sin embargo, muchos ejecutivos rechazaron esta idea debido a su falta de familiaridad con los personajes y el mundo de ciencia ficción que ofrecía Lucas. El concepto de una galaxia muy, muy lejana y personajes como Luke Skywalker y Darth Vader era inusual y no contaba con el apoyo de una base de fans de larga data en ese momento.
Uno de los ejecutivos que expresó escepticismo fue Alan Ladd Jr., el presidente de 20th Century Fox en ese momento. Aunque Ladd es conocido por tomar riesgos, al principio no vio potencial en «Star Wars». Sin embargo, a pesar de sus temores, Ladd decidió confiar en la visión de Lucas y probar el proyecto con un presupuesto modesto.
El artículo completo está disponible en el número 115 de la Revista Ábaco.
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