Artículo publicado en el nº 119 de la Revista Ábaco
Diego Peris Sánchez
Arquitecto
El año 2002, Antonio Fernández Alba era reconocido con la medalla de oro del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de España. Antonio tuvo una primera etapa orgánica. «Las etiquetas estilísticas ocultan muchas veces panoramas ideológicos muy complejos o, más aún, contradictorios con los estereotipos; en otras ocasiones, la indudable existencia de un perfil ideológico nítido consolidado ha sido resultado final de un proceso previo con múltiples facetas».
En sus comienzos la búsqueda de una obra singular en el convento salmantino del Rollo. Una primera identificación orgánica y una posición clara en la recuperación/restauración de la cultura moderna de la posguerra. En su obra del Colegio Nuestra Señora Santa María de 1969, un año anterior al proyecto del Rollo, predomina el racionalismo del ladrillo.
Vendrá después una etapa post-orgánica que no solamente supone un desarrollo complementario de la fase anterior, sino que, aún más, determina una alternativa muy diferenciada de mayor duración en su biografía y con componentes más radicales. Fullaondo decía: “Generalmente se le entiende como un arquitecto de un solo ademán. Yo no lo veo así. Le encuentro mucho más proteico de lo que se dice”. En estos momentos se habla de un «endurecimiento» unido al «hermetismo» y una actitud iluminista que determina volúmenes puros. Fullaondo habla de cómo frente al Alba maduro aparentemente sosegado aparece otro crispado por un afán de trascendencia en medio de lo cotidiano.
Hay un claro carácter fuertemente volumétrico y objetual. Pero son momentos de confluencias de diferentes arquitectos que van a generar un repertorio formal desde la modernidad profunda de Kahn, a la metáfora de Utzon y a la experimental de Stirling. Aparecen proyectos de un orden kahniano tan radical como la Escuela Politécnica de la Universidad de Alcalá.
LA REFLEXIÓN TEÓRICA
Antonio Fernández Alba desarrolla una intensa labor por escrito, teórica, analítica y crítica, tan amplia y tensa como la propia obra. Capitel habla de él como arquitecto ensayista. Carlos de Miguel recordaba la disponibilidad de Fernández Alba en el tiempo que estuvo al frente de la revista Arquitectura. Simón Marchan decía que Alba se encontraba siempre mejor entre filósofos y poetas que entre arquitectos.
Antonio Fernández Alba ha compaginado sus reflexiones teóricas con su práctica profesional. Publicaciones sobre la práctica docente como El diseño entre la teoría y la praxis publicado en 1971, en 1972 Crisis de la arquitectura española 1936-1978 y Domus Aurea, en 1989.
Ha recibido numerosas distinciones y reconocimientos desde el Premio Nacional de Arquitectura en 1963, el Premio Nacional de Restauración en 1980, la Medalla de Oro de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander en 2001, la Medalla de Oro del Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España el año 2002 y el Premio Nacional de Arquitectura a la trayectoria profesional en 2003.
Junto a su trayectoria proyectual y su labor como escritor hay que resaltar también su tarea docente entendida como una prolongación de su actividad analítica y reflexiva. Calvo Serraller hablaba de Fernández Alba con una actividad constante y plural desde una “soledad activa”. Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en 1957, comienza su actividad docente en 1959, como ayudante de la cátedra de construcción de Antonio Cámara. El año 1970 ganó la Cátedra de Elementos de Composición, en la que permanecería hasta su jubilación en el año 1997.
Antonio planteó la ordenación general del conjunto universitario del campus de Ciudad Real de la UCLM y comenzó a desarrollar una serie de proyectos que iban llegando en etapas sucesivas. En el campus universitario de Ciudad Real están presentes los dos materiales que han sido protagonistas de su trayectoria: el ladrillo y el hormigón. La arquitectura de ladrillo se desarrolla con geometrías fuertes y formas geométricas sencillas. Sin embargo, en los restantes edificios el protagonista es el hormigón visto con una presencia de la estructura que se asoma al exterior marcando ritmos y definiendo proporciones totales en el conjunto. Juegos diferenciados en la Facultad de Químicas o en los edificios lineales del Aulario y la Biblioteca o del volumen de forma en L del Edificio Politécnico.
LA RESTAURACIÓN DE MONUMENTOS
En 1999 publicaba el libro De varia restauratione que recorría algunos de los proyectos de restauración realizados en su trayectoria profesional. Proyectos elaborados con un cuidado exquisito desde el estudio del monumento, la documentación gráfica sobre el mismo y las propuestas cuidadosas de actuación. Reflexiones teóricas presentes en diferentes publicaciones, especialmente en la valoración urbana de los monumentos y su significación para la ciudad.
Proyectos singulares como el de Real Observatorio Astronómico proyecto original del arquitecto Juan de Villanueva, el Pabellón de invernáculos del Real Jardín Botánico, la restauración del Hospital Clínico de San Carlos en Atocha para su conversión en Centro de Arte Reina Sofía, la Plaza Mayor de Salamanca, la Real Clerecía de Salamanca y el Palacio Ducal de Pastrana. Actuaciones realizadas con el máximo respeto a lo existente y desde una visión personal del monumento y de su posible reutilización.
Leopoldo Uría terminaba sus reflexiones sobre Antonio Fernández Alba diciendo: «un luchador en varios frentes, moviéndose siempre en territorios complejos alejados tanto de una ligereza material como ideológica y, más aún, avanzando cada vez más a contracorriente en un panorama ideológico y operativo que le ha sido cada vez más distante».
El arquitecto Antonio Vélez Catrain, excelente conocedor de su obra decía: Antonio fue algo más que un profesional de la arquitectura: un filósofo del espacio; más que un constructor, un buscador en el lenguaje y en la sintaxis de ese espacio. Tal vez encerrado en semejante búsqueda, la obra que nos deja es sobria, serena, callada, y el testimonio de una permanente reflexión sobre lo que en cada tiempo la sociedad reclama para la conformación del paisaje urbano.