Reseña publicada en el nº 120-121 de la Revista Ábaco
El fin de un mundo
Carmelo Romero Salvador
Pepitas de calabaza, Los Aciertos & Pepitas, El kilómetro nueve, con la colaboración de la Universidad Popular de Logroño.
Logroño, abril 2024
ISBN 978-84-19689-08-5
288 págs., 14.5 x 21 cm
Encuadernación rústica con solapas
PVP: 22,50€Reseña por José Manuel Torre Arca
De alguno de los libros de investigación histórica de Carmelo Romero ya hemos hablado en el número anterior de ÁBACO al hacer la reseña de Las elecciones que acabaron con la monarquía. Y, como ya comentamos entonces, Romero Salvador es también novelista: Calladas rebeldías, Efemérides del tío Cigüeño, La historia más bella, y El diputado Pardo Bigot. No habíamos hablado entonces de su vena de poeta: lo hacemos ahora recordando su precoz participación en el libro Poemas (1967), a los diecisiete años. Y es que Carmelo Romero desde muy joven mostró sus dotes de escritor y de magnífico orador, como yo mismo pude apreciar al poco tiempo de conocerle, cuando a los veinticuatro años era ya profesor de Historia en el Colegio Universitario de Soria.
Desde muy joven también, Carmelo Romero mostró su afán de conocer y de saber, que es condición indispensable de todo investigador. Afán de aprender que sigue siendo su modesto lema, como leemos en la dedicatoria del libro que hoy reseñamos:
A mis padres y abuelos, por lo que aprendí. A mi nieta, por lo que sigo aprendiendo. Si quisiéramos resumir nuestra reseña en pocas líneas nos bastaría con copiar de la contraportada del libro lo que dicen de él dos prestigiosos historiadores, aragoneses ambos:
Un penetrante retrato del fin de un mundo milenario en el que Carmelo Romero combina el saber del historiador, el arte del narrador y la experiencia del testigo. Una pequeña joya.
(Julián Casanova)
Carmelo Romero, historiador, en El fin de un mundo se convierte en cronista de esa milenaria vida campesina que en apenas unas décadas hemos dejado despoblada. Carmelo da voz a los hombres y mujeres testigos de una gigantesca revolución acelerada.
(Irene Vallejo)
Y si quisiéramos resumir también el contenido del libro, diríamos, parafraseando lo que sus editores escriben en la solapa: El fin de un mundo es a la vez una novela y un libro de historia que nos habla de la desaparición de un mundo a través de las voces de dos de sus protagonistas, Antonino y Manuela, al tiempo que el otro protagonista, el narrador, comparte con ellos su mirada sobre algunos de los episodios más relevantes de la historia de España en los dos últimos siglos. Así, entre los tres. Van dibujando el auge y el ocaso de una forma de vida que morirá con quienes la han protagonizado.
Yo diría que más que una novela, El fin de un mundo es una narración, un relato, o mejor, como dice J. Casanova, un retrato. El retrato de unas formas de vida pretéritas, que han desaparecido con la mecanización de las faenas agrícolas y la consiguiente despoblación del campo. Pero un retrato tan exhaustivo que muchas de sus páginas constituyen un verdadero tratado etnográfico y una recopilación impagable para el lexicógrafo de los vocablos que designaban las herramientas y las actividades de aquel tiempo.
Y a la vez que ese valioso acervo de voces y de usos y costumbres ya casi olvidados, el libro que reseñamos es un compendio de la historia contemporánea de nuestro país, un recordatorio de los acontecimientos más relevantes de nuestra historia, muchos de ellos vividos por quienes ahora los encontramos explicados, y otros no tan lejanos que hayan dejado de influir decisivamente en nuestras vidas. Desde los sucesos más sangrientos del enfrentamiento secular entre liberales y absolutistas en el siglo XIX hasta los muertos sin sepultura cuyos restos aguardan a que sus familias puedan por fin enterrarlos en una tumba decorosa.
Y todo ello (tratado etnográfico, memoria histórica, compendio léxico) rememorado de una forma literaria amena, ya sea como diálogo entre los protagonistas, ya sea contado por el narrador con la prosa límpida y precisa a la que nos tiene acostumbrados Romero Salvador.
Un libro, pues, que me permito recomendar, tanto a los lectores de mi generación, para salvar del olvido lo vivido, como a los lectores más jóvenes, para que puedan conocer lo que fuimos y así entender mejor lo que somos.