Extracto del artículo publicado en el nº 118 de la Revista Ábaco

Mª Sagrario Salaberri Ramiro
Profesora Titular de Filología inglesa
Universidad de Almería

El objetivo esencial de este artículo es proporcionar instrumentos que ayuden a reflexionar sobre las políticas lingüísticas relativas a la enseñanza del inglés como lengua extranjera de amplia implantación y con impacto global. Enseñar y aprender inglés en el mundo actual proporciona, por una parte, oportunidades reconocidas por muchos sectores vinculados a la educación, el mundo empresarial, diseñadores de políticas lingüísticas, etc. Por otra parte, estas oportunidades también plantean desafíos tanto a los individuos como a las sociedades a las que pertenecen. Entre estos desafíos cabe mencionar que la consideración de la lengua inglesa como medio imprescindible para la internacionalización puede ser un instrumento que refuerce las desigualdades a nivel global, puede constituir una amenaza a la conservación de las identidades culturales e incluso las lenguas minoritarias, y también puede contribuir a devaluar el conocimiento generado y transmitido a través de otras lenguas hasta hacerlo desaparecer. En definitiva, el uso abrumador y dominante del inglés en la comunicación internacional puede socavar lentamente, pero de forma consistente, los procesos de identidad y de alteridad, entendidas como ser otro/a, ser diferente.

Países anglófonos, lengua, poder socioeconómico y desarrollo

Ciertas lenguas se han venido asociando a lo largo del tiempo, de forma explícita o no, a oportunidades de crecimiento económico, internacionalización, inserción laboral, desarrollo, etc. Por el contrario, otras se han relacionado con contextos de subdesarrollo y pobreza. Entre las primeras destaca la consolidación del inglés y, en el segundo grupo, se podrían mencionar muchas lenguas minoritarias y otras no tan minoritarias.

La palabra «desarrollo» y lo que entendemos por ella es clave para situar y reflexionar sobre el impacto del inglés en el progreso de los pueblos. Coleman (2010) ya nos ayuda a hacer esta reflexión cuando indica que el desarrollo debe integrar elementos económicos y también sociales (libertad, derechos humanos, bienestar…). En algunos contextos, por ejemplo, desarrollo se ha relacionado con empleabilidad, considerando el inglés como una herramienta para el acceso al trabajo. Sin embargo, son necesarios más estudios para determinar si lo que ocurre en economías avanzadas también es aplicable en economías menos avanzadas y si el modelo que se difunde de economías avanzadas es el deseable.

Como señala Coleman (2011), el estudio de la relación existente entre Lengua y Desarrollo tiene una historia corta, de no más de veinte años, en los que se han conseguido grandes avances. Por ejemplo, se ha logrado evolucionar hacia enfoques críticos que incluyen la idea de que el inglés no es la única lengua que juega un papel en los procesos de desarrollo y que es necesario incluir otras lenguas internacionales, nacionales y locales. Por otra parte, desarrollo no significa necesariamente desarrollo económico, sino que tiene un significado más amplio y, para ello, basta con mirar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Por lo tanto, es necesario revisar y cuestionar algunas de las afirmaciones sobre el inglés como instrumento para el desarrollo. Quienes nos dedicamos a la enseñanza de esta lengua necesitamos escuchar más lo que dicen los economistas sobre qué es el desarrollo, lo que dicen quienes trabajan en el campo de los derechos humanos, lo que indican los educadores que no se dedican a la enseñanza del inglés, etc. Todo ello con el fin de salir de la zona de confort y preguntarnos a nosotros mismos sobre el valor de lo que hacemos.

Otro aspecto que se ha vinculado al desarrollo es el fenómeno de la globalización. Aunque existen muchas definiciones del término globalización, la mayoría de ellas coincide en que se trata de un proceso complejo que lleva a una creciente conectividad e interrelación entre dominios de tipo político, económico, social y cultural, así como entornos tecnológicos en distintas escalas. Si bien se trata de un fenómeno global,

ciertamente provoca diferentes impactos y se manifiesta de diversas formas en distintas áreas geográficas (FIGGE y MARTENS, 2014) y, como resultado, las distintas naciones muestran grados heterogéneos de globalización o conectividad. Más aún, las perspectivas de globalización son múltiples y variadas y cambian con el tiempo, por lo que es crucial reflexionar y revisar continuamente las metodologías existentes.

Desde el punto de vista que nos interesa en el campo educativo, es indudable que las dimensiones económicas, políticas, sociales y culturales de la globalización ejercen un efecto profundo sobre la educación y la sociedad tanto a nivel local como global (ZAJDA, 2020). Si prestamos atención al inglés, encontramos que se le ha asignado un papel muy relevante en los fenómenos de globalización, por ejemplo, para la movilidad internacional de estudiantes y trabajadores que, recientemente, incluye el concepto de nómadas digitales. En efecto, el inglés es en el momento actual la lengua más hablada en el planeta (EBERHARD et al., 2020), convirtiéndose casi en una lingua franca que no solo facilita el flujo de trabajo traspasando las fronteras nacionales, sino que cada vez domina más el sistema de investigación y conocimiento, siendo considerado en economías en desarrollo como un factor clave para lograr ese desarrollo. De este modo, por ejemplo, se facilita que el inglés se instale en los proyectos de política lingüística fácilmente (MACKENZIE, 2021).

Siguiendo a Zajda (2020), vamos a analizar brevemente algunos impactos de esta conexión entre economía global y políticas lingüísticas oficiales en América Latina (el Sur Global), concretamente en Colombia, donde el término «bilingüe» se utiliza en la política educativa para hacer referencia exclusivamente al inglés y al español, llegando a decir que el inglés «es actualmente la lengua que más se habla en el mundo para la educación, negocios y difusión de la cultura» (Departamento Nacional de Planeación3 [DNP], 2015, p. 100). También en otros países de América Latina y el Sur Global, bastantes gobiernos priorizan el inglés en educación, como el Programa Nacional de Inglés (PRONI) en México, el Programa Inglés Abre Puertas (PIAP) en Chile, y el Plan Inglés, Puertas al Mundo en Perú (MACKENZIE, 2021).

A lo largo ya de décadas se configuró en lingüística aplicada la corriente conocida como «Lingüística Aplicada Crítica», en la que se enmarca el libro publicado por Phillipson (1992), «Linguistic Imperialism». En este libro, el autor aúna conceptos de la teoría crítica, estudios sobre el desarrollo, post-estructuralismo y teoría post-colonial para fijar la atención en las fuerzas estructurales ocultas que fomentan la expansión del inglés. Entre ellas, cabe destacar que esta expansión beneficia a los países de habla inglesa (Gran Bretaña, Canadá, USA, Australia y Nueva Zelanda) a costa de lo que denomina «periferia», es decir, países en los que el inglés es considerado una segunda lengua o lengua internacional (e incluso extranjera).

Reivindicando los procesos de identidad académica y la alteridad

Dado que mi trayectoria personal tanto docente como investigadora se ha desarrollado a lo largo de los años en torno al campo de la lingüística aplicada, concretamente sobre la enseñanza del inglés como lengua extranjera, el foco de atención en este apartado está en la lingüística aplicada desde una perspectiva más global. Por otra parte, el enriquecimiento tanto personal como profesional y las posibilidades de profundizar en la diversidad lingüística que ha supuesto para mí vivir durante cinco años en Ecuador, y también la casualidad académica, no tan casual sino oportuna, de que se acabe de publicar un libro sobre la descolonización de la investigación en Lingüística Aplicada (LA) en América Latina (AL) (CASTAñEDA PEñA et al. 2023), me han llevado a poner el foco en la necesidad de descolonizar la investigación en lingüística aplicada en América Latina (aplicable también a otras zonas del mundo), avanzando hacia una mentalidad multilingüe. Casualmente, en inglés, las abreviaturas para Lingüística Aplicada y América Latina son justo al revés: Applied Linguistics (AL), Latin America (LA).

Términos como «descolonizar», «descolonización» e incluso «recolonización» se han ido insertando progresivamente en la producción científica sobre temas relativos a las lenguas, tales como lenguas dominantes, comunidades de habla, desigualdades lingüísticas, etc. En este contexto, no nos estamos ya refiriendo a que un país colonice a otro sino a la imposición de una lengua, una forma de hablar, escribir, conocer, sentir, valorar sobre otro/s que hablan otras lenguas o variedades de lenguas, y que adquieren y comparten conocimiento de otras formas (Kramsch et al. 2023). Estas inquietudes han traspasado fronteras didácticas y académicas hasta llegar al campo de la investigación y, en concreto, en reflexiones y publicaciones sobre el papel de las lenguas se ha llegado a decir con rotundidad que «la práctica académica contemporánea recoloniza concediendo a Europa un monopolio sobre la teoría, un monopolio otorgado una y otra vez por los investigadores de las Américas. El paradigma extractivista prevalece: Latinoamérica proporciona materiales en crudo que son procesados a través de la maquinaria teórica europea y devueltos en forma consumible una vez interpretados» (PRATT, 2019: 122). En definitiva, no es un secreto que la producción científica se disemina en medios editoriales (revistas, libros…) e incluso formatos de comunicación (conferencias, simposios…) que surgen de instancias de poder que podríamos decir que están alineadas en los territorios Norte Global frente a los del Sur Global, con predominancia clara del uso del inglés como lengua de comunicación. Se pueden observar incluso grandes contradicciones en el hecho de que se publica sobre «decolonizing foreign language education» o «language, epistemology and the politics of knowledge production» y se escribe solo en inglés a través de editoriales no ubicadas en el Sur Global.

Los peligros acechan en un mundo neoliberal (también académico) que es capaz de captar e integrar engañosamente luchas reivindicativas para insertarlas de forma cómoda y engañosa en mecanismos que, aparentemente, les están dando voz pero que, en realidad, las están dejando en un segundo plano. Existe una preocupación en la investigación crítica sobre la dominancia del inglés con fin instrumental, sobre el apoyo a procesos de monolingüismo, sobre las formas neoliberales asociadas a la diseminación de la lengua inglesa. Afortunadamente hay investigadores/as que ofrecen argumentos para llevar a cabo procesos de «descolonización» del inglés tanto en lingüística aplicada como en la enseñanza de lenguas extranjeras.

Terminología y conceptos para enseñanza del inglés que pueden quedar vacíos de contenido en ciertos contextos

La enseñanza del inglés como segunda lengua y como lengua extranjera se ha ido desarrollando a lo largo del tiempo diseñando metodologías y estrategias de aprendizaje que aparentemente son inclusivas y favorecedoras. Entre estos términos se incluye translanguage (translenguaje) y también enfoques basados en la competencia comunicativa intercultural que analizaremos como ejemplos. Se propone aquí una mirada crítica a lo que se esconde detrás de las palabras.

El término «translenguaje», tomado del galés trawsieithu, fue utilizado inicialmente por Cen Williams (1994) para referirse a una práctica pedagógica en la que a los estudiantes de clases bilingües galés/ inglés se les pidió que alternaran las dos lenguas tanto a nivel receptivo como productivo. El término «translenguaje» se ha ido usando cada vez más en la literatura académica para referirse tanto a las prácticas complejas de uso de la lengua de manera fluida que utilizan las personas bilingües como a los enfoques pedagógicos que hacen uso de esas prácticas.

El artículo completo está disponible en el número 118 de la Revista Ábaco.
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